enero 16, 2006
The good experience
Las últimas semanas del año que terminó, fueron inolvidables, ya saben.
Pero, también tuve una experiencia positiva.
Tremenda experiencia, única, intensa e inolvidable.
Durante algunos meses estuve involucrada en la preparación de un acto de reconocimiento a través de un premio en derechos humanos al Juez Juan Guzmán Tapia.
Ello incluía organizar todo para que en la fecha definida, tanto el acto como las actividades del día salieran bien. Me involucré bastante con eso, junto a otras personas, claro. Desde un principio él se mostró super dispuesto a venir a mi ciudad, considerando que viaja mucho. Debimos acomodarnos a sus múltiples compromisos y finalmente salió la fecha oficial. Los días previos.. uff!! muchas cosas para hacer… un poco de nervios también. El día llegó, lo esperamos en el aeropuerto y lo trasladamos a los compromisos que debía cumplir. Desde el primer momento enganchamos muy bien. Lo acompañe durante todo el día y fue muy agradable… conversamos harto y me pidió mi opinión en algunas cosas. Debo reconocer que mucho de ese enganche se debió a vínculos familiares.
Desde el aeropuerto la gente lo reconocía y lo saludaba, impresionantee!! se acercaba para darle la mano, como una celebridad... Caminamos por el centro y waaaaaaaaa la gente se detenía. Muy agradable para él eso, según me dijo. El reconocimiento de la calle. Lo acompañé al cajero y lo mismo. Nadie le dijo una palabra desagradable. Los que acercaron fueron todos con palabras de agradecimiento y siempre en buena onda…
En el almuerzo nos habló de Muriel… Hablamos de Muriel… Por fin se acercó más a Muriel, la persona… Estuvo con gente que la conoció, personas para quienes ella no era solo un nombre bonito.
Vio su nombre en el Memorial… Hablamos de quién era y cómo era…
Le gustó mucho eso.
Dijo que la iba a presentar este año en México…
Supo de mi Muriel también…
El acto salió espectacular, premio al esfuerzo y compromiso de tantos meses y de tantas personas. Me correspondió entregarle el reconocimiento y de verdad estaba muy emocionado. Nos había dicho antes de qué iba a hablar en su discurso, pero en el momento y con la emoción olvidó toda su exposición y se dedicó a expresar sus sentimientos. Fue muy bonito eso. Terminamos con una cena antes de la despedida. El es una persona muy simpatica, contó anécdotas varias (como la vez que una cuica ya mayor, lo saludó efusivamente llamándolo Tomás Cox...ja!). Nos habló de la ley de amnistía, de experiencias en terreno, en la búsqueda de restos de detenidos desaparecidos, del poder judicial… es decir, de su trabajo o al menos de su ex trabajo.
Fue una experiencia espectacular... Incluso salí en la tele!! ..jaja...