enero 18, 2006
Looking back...
A propósito de la niñita de 11 años que intentó suicidarse, Selene recordaba cómo era ella a los 11 años y yo también pensé cómo era yo a esa edad…
A los 11 hice sexto básico. Empecé a ir a fiestas. Eran de esas en las casas de las amigas, “malones”, donde cada una llevaba algo… iban los compañeros también… cuando uno empieza a descubrir en términos muy ingenuos, el JUEGO… ese que vamos a jugar con los niñitos de ahí en adelante… No era ni la más alta ni la más delgada, ni la más bonita ni la más simpática… era (soy) del montón, pero entonces no aprendía a vivir con ello, no aún. La crisis esa vino entre los 12 y los 13…
Si era la más callada, y entonces tampoco me importaba. No pensaba aún en el desarrollo adolescente y este no había llegado para nada… Hacia dos años que ya no jugaba con muñecas. Menos con barbies, nunca las conocí. Ni conocí a nadie que tuviera una de esas. Iba al colegio y en las tardes nos juntábamos en las casas de las amigas, o en la biblioteca a hacer trabajos… a veces en verano íbamos a la piscina. Ibamos al cine también. Salíamos solas al centro y jugábamos en las primeras escaleras mecánicas o en algún ascensor. Me encantaba eso que había en la biblioteca y que era para obtener copias de libros y cuadernos. Algo así como una máquina que producía radiografías escritas… La máquina era enorme y tenía una plancha que debía aplastarse mucho rato sobre el documento a copiar…ja.
Empecé a usar frenillos. Esos de placa que, con aperturas permanentes, llaves y acomodos me acompañaron durante seis años... al principio debía usarlos todo el día, con los años, aprendí a dejarlos en el velador y usarlos solo para dormir... Mis pies iban siempre con plantillas que tenían una enorme protuberancia en el centro...
Nos distribuíamos slams.. unos cuadernos donde en la primera hoja salían nuestros nombres asociados a un número y en cada página había una pregunta… infantiles e ingenuas… que cada una iba respondiendo en su número correspondiente. Por supuesto tenía compañeros y compañeras, pero mientras nosotros veíamos Grease 2 y alucinábamos con la historia y queríamos ser las Pink Ladies, ellos solo se dedicaban a –literalmente- matar insectos del bosque de mi colegio.
A los 11 hice sexto básico. Empecé a ir a fiestas. Eran de esas en las casas de las amigas, “malones”, donde cada una llevaba algo… iban los compañeros también… cuando uno empieza a descubrir en términos muy ingenuos, el JUEGO… ese que vamos a jugar con los niñitos de ahí en adelante… No era ni la más alta ni la más delgada, ni la más bonita ni la más simpática… era (soy) del montón, pero entonces no aprendía a vivir con ello, no aún. La crisis esa vino entre los 12 y los 13…
Si era la más callada, y entonces tampoco me importaba. No pensaba aún en el desarrollo adolescente y este no había llegado para nada… Hacia dos años que ya no jugaba con muñecas. Menos con barbies, nunca las conocí. Ni conocí a nadie que tuviera una de esas. Iba al colegio y en las tardes nos juntábamos en las casas de las amigas, o en la biblioteca a hacer trabajos… a veces en verano íbamos a la piscina. Ibamos al cine también. Salíamos solas al centro y jugábamos en las primeras escaleras mecánicas o en algún ascensor. Me encantaba eso que había en la biblioteca y que era para obtener copias de libros y cuadernos. Algo así como una máquina que producía radiografías escritas… La máquina era enorme y tenía una plancha que debía aplastarse mucho rato sobre el documento a copiar…ja.
Empecé a usar frenillos. Esos de placa que, con aperturas permanentes, llaves y acomodos me acompañaron durante seis años... al principio debía usarlos todo el día, con los años, aprendí a dejarlos en el velador y usarlos solo para dormir... Mis pies iban siempre con plantillas que tenían una enorme protuberancia en el centro...
Nos distribuíamos slams.. unos cuadernos donde en la primera hoja salían nuestros nombres asociados a un número y en cada página había una pregunta… infantiles e ingenuas… que cada una iba respondiendo en su número correspondiente. Por supuesto tenía compañeros y compañeras, pero mientras nosotros veíamos Grease 2 y alucinábamos con la historia y queríamos ser las Pink Ladies, ellos solo se dedicaban a –literalmente- matar insectos del bosque de mi colegio.
Leía mucho a Agatha Christie… Había leído y llorado con Adiós Mister Chips! Me entretenía ver dibujos animados, (Los Picapiedras, La Pantera Rosa…) leer el Pato Donald, La pequeña Lulú… andar en bicicleta...
Me encantaba jugar metropoli, carioca y bachillerato.
Me encantaba jugar metropoli, carioca y bachillerato.
Pero también a los 11 tuve experiencias de las otras. Ocurrió lo de mi tío… Y vino todo eso. Nuestro silencio, mi silencio. No contarle a nadie, por protección. Acontecimientos vertiginosos…
Largos periodos sin mi mamá…
El año anterior había experimentado la muerte de cerca, mi tata se había ido. Por primera vez alguien muy querido se había ido. Antes había sido mi tocaya, pero no la recuerdo. Pero mi experiencia con la muerte no se detuvo ahí. A esas alturas había leído Lonquén, había conocido a Picho y luego había sabido de su muerte… Había escuchado de Lumi, de Jacqueline, Muriel… de Etienne, de Neltume…
Sabía cosas y desconocía otras muchas. Reconocía cuál era mi lugar y de qué lado estábamos. Sabía perfectamente que vivíamos en dictadura y que eso no era bueno. Para muchas cosas era normal para mi edad, pero como era tan introvertida, manejaba demasiada información... y eso que los adultos no hablaban frente a nosotros.. Nos acostumbraron a que los niños comían y jugaban aparte de “los grandes”… así era y lo pasábamos super!
El año anterior había experimentado la muerte de cerca, mi tata se había ido. Por primera vez alguien muy querido se había ido. Antes había sido mi tocaya, pero no la recuerdo. Pero mi experiencia con la muerte no se detuvo ahí. A esas alturas había leído Lonquén, había conocido a Picho y luego había sabido de su muerte… Había escuchado de Lumi, de Jacqueline, Muriel… de Etienne, de Neltume…
Sabía cosas y desconocía otras muchas. Reconocía cuál era mi lugar y de qué lado estábamos. Sabía perfectamente que vivíamos en dictadura y que eso no era bueno. Para muchas cosas era normal para mi edad, pero como era tan introvertida, manejaba demasiada información... y eso que los adultos no hablaban frente a nosotros.. Nos acostumbraron a que los niños comían y jugaban aparte de “los grandes”… así era y lo pasábamos super!
Pasaba mucho tiempo con mis primas, en el campo… jugando… A qué?? … Horas, días enteros buscando, creando disfraces… disfrazándonos…
Me encantaba jugar con mi primo Cay, que tenía solo meses de vida… pasaba muchos fines de semana con él…regaloneándolo, hasta hoy.
Claro, esa era yo a los 11. Nada de cartas de amor. De llamados por teléfono. De perseguir…Todavía muy ingenua para ciertas cosas... la timidez ya empezaba a manifestarse totalmente…
Mi personalidad se estaba formando… Experiencias vitales, que marcan mi hoy.
Me encantaba jugar con mi primo Cay, que tenía solo meses de vida… pasaba muchos fines de semana con él…regaloneándolo, hasta hoy.
Claro, esa era yo a los 11. Nada de cartas de amor. De llamados por teléfono. De perseguir…Todavía muy ingenua para ciertas cosas... la timidez ya empezaba a manifestarse totalmente…
Mi personalidad se estaba formando… Experiencias vitales, que marcan mi hoy.
Para M/G.
Por las lagunas, los silencios, los momentos no contados y la reconstrucción de nuestras historias…