Hace un tiempo aprendí que hay momentos en que es más rico hacerse regalos... Cuando necesitamos un abrazo y no hay nadie para darlo, cuando estamos tristes o desesperanzados... Cuando nos sentimos solos o cansados... Cuando entendemos que hay cosas que decantan por sí solas y que es tiempo de renovar fuerzas y dejar atrás algunos fantasmas... En esos momentos me gusta comprar algo lindo, comer rico o salir a algún lugar... viajar...
Y bueno, este fin de semana tenía ganas de hacer algo distinto... Quería hacerme un regalo. Quise salir de mi espacio habitual... Y por eso de las personas ubicadas en un tiempo y en un espacio en un momento preciso, me invitó mi amiga Ina a Viña del Mar y Valparaíso. Me abrió las puertas de su casa y compartimos durante todo el fin de semana. Y comimos rico. Y visitamos lugares entretenidos. Caminamos junto al mar y recorrimos lugares especiales de Valparaíso. Conocimos personas en una terraza muertas de frío, vimos la gente visitando a San Expedito en Reñaca... y hablamos de la vida y conversamos de nuestros planes o de la falta de ellos...
Fue un fin de semana que terminó con un almuerzo en el Barrio Bellas Artes... Todo redondito. Porque cuando hay buena onda y energía positiva y sobre todo ganas de pasarlo bien de manera relajada... eso se logra simple y sencillamente mirando el horizonte y disfrutando el instante en su plenitud...