OMNIA

julio 16, 2007

Grandmother

Este es uno de esos asuntos de los que yo no hablo. No hablo porque es un poco tema y porque cuando lo menciono me miran de manera escéptica. Debe ser porque es difícil de creer. Pero es cierto. Se me ocurrió mencionarlo ahora, porque en estos días me he acordado de mi abuela, que tuvo que ver en esta historia.

Esta semana hablamos de mi abuela con mi mamá y ella, que tuvo una relación muy difícil con su suegra, me dijo: "…ese tipo de cosas pasan cuando las madres quieren demasiado a sus hijos… Pero no voy a hablar de ese tema mejor"... Ese tema se refería a cuando las mujeres no quieren, no aceptan y rechazan abiertamente a las parejas que sus hijos (los hombres) han escogido...

Además salió mi abuela al cuento esta semana, porque el viernes mis primos y yo, finalmente, vendimos la casa de mis abuelos… casa que estaba en venta desde hace unos años… Y mis primos, que son mayores que yo, dijeron que les gustaría ir de visita a la casa, para despedirse de ella… y me quedé pensando… y mi mente empezó a divagar… y divagar…Y me dieron ganas de decirles que a mi no me interesa ir a despedirme de la casa, porque uno se despide de lugares cuando ellos están asociados a momentos lindos y buenos recuerdos, y yo no los tengo. Pero no les dije nada, porque probablemente ellos tuvieron a la abuela que quisieron, y seguro ella fue de otra manera, porque si sentía un cariño especial por ellos. Yo no tengo por qué desarmarles a la abuela que conocieron…

Conmigo no mantuvo ningún vínculo emocional. Recuerdo haberla llamado abuelita cuando chica… pero también recuerdo que guardaba chicles Dos en Uno en un frasco en su pieza, y nos ofrecía a mi hermana y a mí, pero a cambio de cincuenta centavos… si no, no había chicle… No tengo el recuerdo que nos haya hecho cariño alguna vez, ni menos algún regalo…pero tampoco la recuerdo cariñosa con nadie, ni con sus hijos.

Una vez nos dejaron en su casa. Y desgraciadamente tuvo la ocurrencia de encerrarnos a mi hermana y a mí porque hacíamos mucho ruido...y yo recuerdo todo perfectamente. Recuerdo que mi hermana, guagua, lloraba, y yo trataba de entretenerla pero estaba muerta de susto. Debo haber tenido unos cuatro años cuando supe que los adultos no siempre quieren, no siempre tratan con amor y que los abuelos no siempre quieren a todos sus nietos por igual.

Creo que eso marcó mi relación con ella para siempre. Nunca la visité, ni nunca estuvo en alguno de nuestros cumpleaños y cuando nos quedábamos en la casa de mi prima y ella, que vivía cerca, iba donde la abuela, la acompañábamos, pero éramos como cualquier amiga que acompañaba a mi prima. Ninguna muestra de deferencia. Durante mucho tiempo pensé, ingenuamente, que todo era porque nosotras salimos muy morenas para su gusto, pero con los años entendí que como no quería a mi mamá, la comunista (que nunca fue comunista, si no de izquierda), por añadidura no nos quería a nosotras.

Cuando murió mi abuelo, de manera repentina, me dio mucha pena, porque su carácter tranquilo era similar al de mi papá y al mío, pero tampoco mi abuelo fue cariñoso con nosotras. A partir de entonces, mi papá se dedicó bastante a cuidarla. Pero con los años, su mente empezó a abandonarla. Hablaba incoherencias y vivía en su infancia. Mi papá comenzó a traerla a la casa a veces, para que no estuviera sola, y los únicos momentos en que demostró algo de ternura con nosotras fue cuando jugaba con muñecas y pensaba que éramos sus primas de la niñez… y me tomaba la mano a veces, y me invitaba a jugar o me preguntaba por la tía nosequé… pero yo no sentía nada... solo veía en ella una mirada verde como la de mi papá, el eritema en su cara, que nos heredó, y unos dedos largos, como los míos.

Se fue finalmente en agosto de 2003… pero no me salió ninguna lágrima…


Caminó por aquí Aynna Dannan :: a las 11:46 :: 8 Que siguen sus pasos:

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